miércoles, 17 de diciembre de 2008

Riqueza obscena

"No realizarás manipulaciones genéticas. No llevarás a cabo experimentos sobre seres humanos, incluidos embriones. No contaminarás el medio ambiente. No provocarás injusticia social. No causarás pobreza. No te enriquecerás hasta límites obscenos a expensas del bien común. Y no consumirás drogas."

Estos son los nuevos pecados capitales, según la Santa Sede de la Iglesia Católica Romana. Bastante pertinentes para nuestra época, sobre todo los de corte cintífico aplicado, los otros... ya estaban en mora de ser declarados a los cuatro vientos.

No me jacto de ser anticlerical, ni lo contrario. Soy un simple mortal que intenta darle a cada cosa su dimensión terrenal. Dios en cualquiera de las comprensiones que tengamos de él, trasciende nuestras pequeñeces. Pero me llama poderosamente la atención que haciendo un ejercicio de sensatéz el mayor poder religioso configurador del mundo occidental en casi los últimos dos milenios, ha reconocido por fín que hay algunas cosas mas perturbadoras para la humanidad que el control de la natalidad, la fidelidad conyugal, la castidad y la homosexualidad, excusas moralistas que simplemente invaden el fuero privado del individuo.

No puedo evitar una sonrisa y un suspiro alentador, por fín se han atrevido en el Vaticano a hacer explícito que ¡También es abominable enriquecerse hasta la obscenidad! Al fín se hace uno candidato al infierno si se es un empresario, terrateniente, empleador, etc. que mezquina el pago de los obreros o será reo eterno si un traficante produce/vende porquerías que engordan los bolsillos a costa de la salud o la dignidad ajenas. Ahora será posible que los banqueros y políticos -entre otros- sean trinchados por Satanás en las pailas avernales gracias a sus monstruosas fortunas que por supuesto han salido de las manos de millones de personas que en su vidas conjuntas jamás sospecharían ni en el mas alucinante delirio que es posible apropiarse de tanta riqueza junta.

En Colombia, un país de pobreza en todas sus manifestaciones, no encuentro éticamente comprensible que alguien sea tan absurdamente rico como para ser el dueño de un tercio de la banca nacional. Tampoco puedo comprender cómo pueden existir sueldos, salarios, honorarios (como se les quiera llamar) que sumen decenas de millones de pesos ¡para una sola persona!

Me resulta indignante que alguien se pueda gastar en una sola noche millones de pesos en alcohol, prostitutas, drogas, etc.; para que eso sea posible tiene que haber una sociedad indolente, ciega, idiota y hasta malévola que lo permita. Son grotescos los incontables robos, desfalcos, entuertos fiscales de nuestra burocracia. No tiene ninguna posibilidad de comprensión que un jefe paramilitar y sus brazos políticos, por lo común de orígen acomodado, además de apropiarse de las tierras de los que poco han tenido se devoren las arcas de municipios y regiones enteras cuya riqueza podría reflejarse en los desarrollos locales, pero por supuesto ésta solo se evidencia en haciendas, casas de recreo, casas y apartamentos de ensueño (cuando son de buen gusto), vehículos onerosos, cuentas clandestinas atiborradas hasta la locura, excesos denigrantes, etc.

Hay un atraso de 1.500 años en la expedición de éstos pecados capitales sociales, el mismo Vaticano fué (y lo ha sido) cohonestador, partícipe y alcahuete con ellos. Hay un viejo mea culpa que no han publicado los padres de la iglesia, aunque primero tiene que hacer la necesaria contrición. Ya lo dijo en una época de similares desigualdades (no se si mas groseras que ahora) el Arcipreste de Hita (Juan Ruiz, 1.283 - 1.350): Lo que puede el dinero en http://antologiapoeticamultimedia.blogspot.com/.
Y no aprendemos. A pesar del tiempo, de la miseria evidente, no cambiamos. Algo pasa, algo malo pasa con nosotros. Algo muy adentro está estropeado y no estamos haciendo lo necesario para repararlo. Insisto, algo muy malo pasa con nosotros.

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